No es muy habitual ver noticias que hablan del robo de un instrumento musical, pero si nos referimos a un conocidísimo violín Stradivarius cuyo valor oscila entre los 5 y 10 millones de dólares la cosa cambia. Muchas películas de cine sobre robos de guante blanco nos recuerdan que las medidas de seguridad para objetos como esta obra de arte son siempre pocas.

Esta vez no es una película. En Milwaukee (Wisconsin) la Policía busca a dos ladrones que el pasado 29 de enero asaltaron tras un recital con una pistola eléctrica a Frank Almond, el violinista primero y solista de la Orquesta Sinfónica de esta ciudad, al que sustrajeron el preciado violín Stradivarius.

Este instrumento musical, construido hace casi 300 años (1715 en Cremona, Italia) es uno de los casi 600 violines, violas y cellos fabricados por el famoso lutier Antonio Stradivari que todavía se pueden disfrutar hoy en día.

El Lipinski Stradivarius, sin duda uno de los más deseados por músicos y coleccionistas de todo el mundo, es muy caro, muy conocido y está perfectamente catalogado, por lo que “no es algo que pueda ser vendido sencillamente, ni siquiera por una fracción de su valor”, como ha asegurado el jefe de la policía de Milwaukee, responsable de una investigación en la que está colaborando también el FBI.

Y si no se puede vender porque es un objeto muy fácil de reconocer y, por tanto, no se le podrá sacar un valor material al robo, ¿por qué lo hicieron y, además, con violencia? Los expertos temen que se haya encargado su sustracción tan sólo para ser guardado como preciado objeto de colección o para ser tocado en secreto, algo que hará muy difícil su recuperación.